domingo, 20 de noviembre de 2011

Héroes y Villanos del TITANIC

HÉROES Jack Phillips, Operador de radio, mandó mensajes de radio hasta el último momento, cuando el barco ya se hundía y la radio dejó de funcionar, incluso después de que el Capitán ya le había exonerado de tal responsabilidad y conminado a que lo dejase, lo que le impidió poder ponerse a salvo.. Wallace Hartley, Director de la orquesta, la mantuvo tocando en cubierta hasta el final, cuando las olas se los llevaron a todos.. Thomas Andrews, Director Ejecutivo de Harland & Wolff y constructor del barco, intentó montar en los botes al máximo de gente posible, tras lo cual, cuando vio que ya no podía hacer nada más, bajó a la sala de fumadores a esperar tranquilamente su destino.. Ida Strauss: pese a ser una mujer muy rica y de clase alta, decidió que si su marido no podía subir a un bote –él mismo había renunciado a ello a sabiendas de que aún había muchas mujeres y niños a bordo-, ella tampoco lo haría y, pese a ser invitada a hacerlo, declinó las ofertas y decidió permanecer junto a él para correr ambos la misma suerte. Su doncella, que sí se salvó, declararía después que ella les dijo a los pasajeros que le insistían en que subiese: “prefiero morir en los brazos de mi marido que vivir sin él..” Margaret Tobin Molly Brown (“la insumergible Molly”): sobrevivió en uno de los botes, pero hizo lo indecible para convencer a Robert Hitchens –el que se apropió del timón de dicho bote- y a las demás mujeres del mismo para volver al lugar de los hechos a rescatar a todos los náufragos supervivientes que aún se encontraban en el agua muriéndose de frío, así como ayudando posteriormente a todos los que lo habían perdido todo a rehacer sus vidas. Noëlle Leslie (la Condesa de Rodas): hizo lo mismo que Molly Brown, pero en otro bote y, en su caso, sí consiguió convencer al hombre que iba al timón del mismo de que se pusiese a remar. Manuel Urchurtu: el único Mexicano a bordo del Titanic, cuando su bote salvavidas estaba a punto de descender al agua, notó a una mujer que rogaba al oficial la dejara subir, argumentando que su esposo e hijo la esperaban en Nueva York; ante la negativa del oficial, Manuel se levantó y le cedió su lugar, con la única petición de que la mujer (Elizabeth Ramell) visitase a su esposa en Xalapa, Veracruz. Años más tarde, en 1924, Elizabeth cumplió su promesa; sin embargo después se comprobaría que no tenía ni esposo ni hijo.. John Jacob Astor: el más acaudalado de cuantos viajaban en el Titanic, un multimillonario hombre de negocios americano, ayudó a su esposa, su enfermera y su doncella a subirse a uno de los botes y le preguntó caballerosamente al oficial que estaba arriándolo si a él le estaba permitido embarcarse también; ante la respuesta negativa de éste, que le hizo saber que hasta que no estuviesen embarcados todas las mujeres y niños, no debía embarcarse ningún hombre, se fue hacia atrás sin reparos, preguntó qué número de bote era en el que se había subido su esposa y, sin más, se puso a fumar un cigarro y a aguardar calmamente su suerte mientras veía alejarse el bote. Víctor Peñasco: español muy acaudalado, que después de 17 meses seguidos de Luna de Miel con su esposa –también española y también muy adinerada- durante los cuales se habían gastado más de 111 millones de pesetas actuales, unos 670.000 EUR), decidió embarcarse junto a ella en el Titanic, aún en contra de la recomendación de sus padres, que no querían (habían dejado a un sirviente en París mandado una postal cada día, que ellos habían escrito previamente, para no despertar sospechas en ellos). En el momento del desastre, a ambos se les permitió embarcar en uno de los botes, pero él decidió dejarle su puesto a una mujer con su hijo pequeña –el único sitio libre que quedaba en ese bote- y se se quedó a bordo.. VILLANOS Bruce Ismay, Presidente de la Compañía “White Star Line”, la propietaria del Titanic. Se subió a un bote salvavidas cuando todavía quedaban muchas mujeres y niños en el barco. Muchas gente lo llamó “el mayor cobarde de la historia”. Robert Hitchens: era un miembro de la tripulación (precisamente el que estaba al timón del Titanic en el momento del choque), y bajo el pretexto de saber “gobernar” un bote, no sólo se subió a uno de ellos sin esperar a que lo hiciesen otras mujeres y niños (los restantes miembros de ese bote lo eran), sino que ni siquiera se puso a remar, sólo daba órdenes y conminaba a las mujeres a que remasen más y más deprisa para alejarse de allí, y cuando alguien le propuso que remase él y dejase a una mujer al mando del timón del bote, se negó en rotundo y siguió gritándolas a todas para que siguiesen remando cada vez más fuerte. No contento con ello, cuando el Titanic ya se había hundido y casi todas las mujeres le conminaron a volver al lugar del suceso para rescatar a las numerosas personas que estaban en el agua a punto de morir de frío, se opuso a ello diciendo que “era muy peligroso y que si volvían podían fallecer ellos, que de lo único que debían preocuparse en ese momento era de salvarse ellos”. En mi opinión, una persona mil veces más cobarde que el anterior: puedo llegar a entender que, en un ataque de pánico, decidiese subirse a uno de los botes –con el pretexto que sea-, es una reacción humana –lo contrario significaba una muerte segura-, pero lo que es imposible de comprender es que no quisiera socorrer a los demás que estaban en el agua, cuando ya su propia vida estaba prácticamente salvada.. Lamentable y patético, no sé cómo debió poder seguir viviendo con una carga así.. Sir Cosmo Duff Gordon: se negó a volver con el bote en el que iba –en el cual sólo había 12 personas, de las 30 que cabían, la mayoría hombres (10), sólo 2 mujeres- al lugar del suceso para rescatar a los náufragos que estaban en el agua, arguyendo que eso podía poner en peligro sus propias vidas, e incluso les prometió 5 Libras Esterlinas a cada uno de sus acompañantes si remaban en dirección opuesta al mismo.. Otro hombre sin agallas ni escrúpulos, que imagino debió vivir el resto de su vida con esa pesada carga sobre su conciencia.. NEGLIGENTES Capitán Edward Smith: influido por Ismay, no tomó decisiones acertadas previo al choque con el Iceberg (especialmente al ignorar los múltiples avisos que le habían estado mandando durante todo el día otros navíos que navegaban por la zona y que iban delante suyo, al creerse “literalmente” que el Titanic era “insumergible”), aunque no se le puede considerar “villano” porque no abandonó el barco, sino simplemente negligente. William Murdoch: oficial al mando del Titanic en el momento de la colisión, pues el Capitán se había retirado a descansar un rato antes; igual que el propio Capitán, no tomó las decisiones más acertadas para evitar la colisión o, cuando menos, impactar con el iceberg de otra manera que no fuese como sucedió y que, probablemente, habría evitado un hundimiento tan rápido (2 horas) del buque, con lo que habría dado tiempo a avisar a más barcos y más gente podría haber sido rescatada (posiblemente todo el mundo). Se suicidó de un tiro en la sien allí mismo. NOTA: lo más sorprendente del caso es la mala organización que hubo ya que, aunque en los botes sólo había plazas para 1.100 personas (exactamente la mitad de los pasajeros a bordo, 2.200) y eso ya no se podía cambiar, si se hubiese hecho todo correctamente se habrían salvado todas las mujeres -425-, todos los niños -109- y 566 de los 1.667 hombres que había, es decir, habrían perecido 1.100 personas en lugar de las 1.500 que lo hicieron (o lo que es lo mismo, se habrían salvado 1.100 en vez de los 700 que lo hicieron), y ninguno de los hombres que se embarcaron en los botes hubiera tenido que acarrear con las consecuencias de ser tachado de cobarde por tomar uno de ellos cuando aún quedaban 109 mujeres y 53 niños a bordo; quizás el “único” problema habría sido entonces escoger qué 566 (34%, o sea, 1 de cada 3) de los 1.667 hombres se subían a los botes y qué 1.101 no lo hacían, pero al menos ya estaban en “igualdad de condiciones”, una vez ya todas las mujeres y los niños se encontraban a salvo (incluso aunque se hubiese dado preferencia a los de 1ª y 2ª clase, todo el mundo habría “podido entender” que se hubiese utilizado ese criterio discriminatorio al final..).
 


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