domingo, 29 de marzo de 2009

LA INFORMÁTICA Y YO


Nadie ni nada es perfecto: viene a cuento porque ni el elemento manipulado ni el manipulador se encuentran en las condiciones óptimas para sacar lo que se pretende de ellos; me estoy refiriendo a la informática. En el aprendizaje de todo lo referente a este tema se suele empezar la casa por el tejado. Puntualicemos: Primero el manipulador, por lo general, si no ha empezado la carrera por el verdadero punto de salida, desde el cual el camino se encontraría liso y llano, pronto encontrará un obstáculo tras de otro. Se pretende que los infantes, desde su más tierna infancia, empiecen a familiarizarse con el elemento, pero conseguido esto debe hacerse punto y aparte y retomar el principio, es decir no seguir adelante sin antes aprenderse, poco menos que de memoria, todo el idioma ingles, que es la llave para adentrarse en la fortaleza, mal que nos pese. Otro punto importante del que pretende ser perito en la materia es la manipulación del teclado con soltura. El 80% de los españoles posee un ordenador en casa y se vale de el, una vez ha instalada la comunicación inalámbrica, para establecer relación con su entorno y se conforma con preparar los correspondientes mensajes aporreando las teclas con el dedito pulgar de cada mano, cuando no de una sola mano, sin parar en que le sería tan cómodo y elegante hacer trabajar a todos los dedos de las dos manos. Por ahí hay que empezar en este punto. En el caso de los profesionales que desarrollan su labor en centros oficiales esto es así: Empezaron por aprender cual era la tecla que correspondía a cada dedo, hecho lo cual, ejercicio tras ejercicio, hasta conseguir especializarse en esta importante parte de la informática. Recuerdo que en el colegio allá por los años treinta del pasado siglo teníamos una Rémington en las clase y cada alumno era maestro de si mismo, en esta asignatura, previa la distribución del tratado que se titulaba “Escritura a Máquina por el sistema Pan dactilar” y rivalizábamos en la rapidez de nuestros escritos. Eso sí, eran, ni mucho menos, silenciosas y todo el que pasara por la calle contigua no se podía sustraer, si estando en la estación de la canícula nos veíamos obligados a tener las ventanas entornadas, al monótono tras las varillas del teclado. Afortunadamente al arrinconarse la escritura a máquina en favor del moderno sistema computador se tuvo la feliz idea de conservar, para la nueva máquina, la misma ordenación del teclado y con ello se ganó un preciado tiempo de acoplamiento. Hasta aquí “El manipulador” en cuanto al “Elemento manipulado” será objeto de otro análisis porque, de perfecto nada, aunque, en principio, parezca milagroso.

Bloggero Invitado: Avi.

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