domingo, 3 de mayo de 2009

NOVILLO "A LA FUGA.."



En las grandes dehesas de Salamanca se crían hermosos ejemplares de novillos destinados a ser lidiados en los grandes cosos de Madrid, Bilbao, Barcelona y otros mas modestos del norte de nuestra España; algunos de esos novillos salen con la inclinación equivocada y como castigo se les coloca en la cadena alimenticia, como consecuencia de lo cual son enviados a los diferentes mataderos para un destino más humilde y trágico que los hermanos que sí cumplieron. El final es el mismo pero el de estos llena de orgullo a sus progenitores. Uno de aquellos recaló en mi modesto establecimiento de venta de carnes al por mayor.
Naturalmente, para no tener que añadir al coste de la “pieza”, el de su manutención, se imponía el trágico (para él) destino del sacrificio. Los irracionales carecen de sentimientos, se dice, pero yo no estoy tan seguro de ello; empezó a mirar y remirar a uno y otro lado siguiendo mis movimientos y temiéndose lo peor se percató de que accidentalmente la puerta de la calle estaba abierta; se le encendió la luz, esa cuya corriente llega de Santa María de Garoña y sin darme tiempo a reaccionar de dirigió, como un rayo, hacia la puerta abierta y ya en la calle emprendió veloz carrera.
No era cosa de dejar que se saliera con la suya, aunque la suya fuera muy legítima, cuando se cansó de deambular por las calles de la población con nosotros (mis dos empleados y yo) a la zaga, salió a campo abierto y ante el gratis espectáculo que estábamos dando, se sumaron a la persecución algunos vecinos. La fiera estaba siendo acosada desde varios frentes y los que primero nos cansamos fuimos sus perseguidores, consecuencia de lo cual empezamos a pensar en buscar y encontrar otro sistema para reducirla.
Fue tal el barullo que armamos, en la zona, que hubo de enterarse la Guardia Civil cuyo cuartel no lejos se encontraba. El comandante del puesto cuando hubo tomado buena cuenta de cómo estaban las cosas decidió que se imponía la necesidad de abatir la bestia para evitar males mayores y así requirió los servicios de su ayudante, que no ha mucho había ganado un concurso de tiro y de un solo y certero disparo abatió la fiera, dando por terminado el espectáculo y dispersándose, el público asistente, a sus respectivos domicilios.
Fui a casa a buscar el carro y los vecinos que aún no se habían marchado me ayudaron a cargarle. No fue el último novillo que se sacrificó en mi establecimiento pero en todos los demás casos tuve buen cuidado de tener bien “atracada” la puerta de la calle.

Bloggero Invitado: Avi.

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