domingo, 4 de enero de 2009

LETANÍA DE LOS SANTOS


El valle de Valdivielso (administrativamente Merindad de Valdivielso) se compone de 14 encantadores pueblecitos que se pueden divisar de una sola “tacada” desde lo alto del puerto de la Mazorra. En todos, menos uno, ¿? destaca el campanario de sus humildes parroquias. Estas suelen ser pobres aunque no de solemnidad. A veces comparten las imágenes de sus santos dos o más de esos pueblos por aquello de la economía y la penuria y otras expresiones de este tipo.
En este caso se encuentran Vandenoceda y El Almiñé distantes un par de kilómetros. Poseen entrambos una imagen de la virgen que hubo de comprarse a escote porque las arcas del uno ni del otro pueblo alcanzaba la cantidad estipendiada por el imaginero de El Espolón en la muy noble capital de la provincia.
En la parroquia de ambas susodichas humildes localidades ya tenían preparado el pedestal correspondiente que tenia que albergar la venerada imagen pero al no disponer de ningún “sabio Salomón” para la partición “in mácula” del “cuerpo del delito”, en votación sereta se acordó que sería de Valdenoceda un año y de El Almiñe el siguiente, estableciéndose una rotativa que perdura en la actualidad (principios de 2009 de nuestra era).
Y aquí entra “la letanía de los santos” Cada año, por La Purísima es traslada la imagen en procesión del uno al otro pueblo recitando, en cantinela, la interminable letanía de los santos que suelen ser todos los del Martirologio Romano y algunos mas que se agregan de reciente santificación. De esta manera: El sacerdote revestido adecuadamente para el caso entona la letanía diciendo, a grito pelado, Santa Micaela y responde el pueblo, cuyos habitantes están todos: Ora pro nobis. Santa Engracia: Ora pro nobis. Santa Susana: Ora pro nobis. Santa Gadea: Ora pro nobis. Santos mártires de Jerusalem: Orate pro nobis. One santes mártires de galilea: Orate pro nobis. San Alejandro: Ora pro nobis... La duración del traslado oscilaba entre la hora y media y las dos horas y al final quedaba instalada la imagen en la hornacina o el pedestal correspondiente dispersándose el pueblo fiel pacíficamente a sus casas. No queda dicho que la imagen, acomodada en la correspondiente parihuela, era trasportada a hombros por un escogido conjunto de fornidos muchachotes que no estaban excluidos de sumarse al coro del Ora pro nobis.

Bloggero Invitado: Avi

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